miércoles, 6 de julio de 2011

Pierre Michon - Vidas Minúsculas





"¡Qué bien iba a escribir!, declamé sin embargo; ¿acaso no bastaba con que mi pluma dominara la centésima parte de esa fabulosa materia? Pero ¡ay! sólo lo era porque no tenía ni toleraba amo alguno, aunque fuera mi propia mano. Si la hubiera escrito no hubiese dejado en la página más que cenizas, como un leño después de quemarse o una mujer después del placer. Vamos, de todos modos, iba a escribir, al rato; no había prisa, A las cinco de la tarde, me castañeteaban los dientes. Con el agotamiento del artificio que lo había suscitado, mi ojo solar se eclipsaba bajo una noche gris que llenaba de tinieblas el universo: miraba sobre la mesa una pila de papel blanco intocado; ningún eco en la habitación muda celebrara la memoria de la obra impotente una vez más proferida, eludida. Así pasaba el tiempo: el árbol histórico afuera de la ventana se adornaba cada día de hojas más parlanchinas que nada debían a la locuacidad de una mujer antes inspirada, muerta".



Boris Vian: On n'est pas là por se faire engueuler

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