martes, 22 de marzo de 2011

Velvet Underground 1969


Sterling Morrison (guitarra solista de Velvet Underground): "Le dije que la banda éramos todos, que eso era sagrado. Así que se inició una amarga discusión con un montón de golpetazos sobre la mesa, y al final Lou dijo, '¿No estais de acuerdo Muy bien. El grupo queda disuelto'"

Lou le dio puerta a John Cale. El galés quería seguir con la experimentación apuntada en "White Light/Whte Heat" y Lewis le dijo que no. Aquello se estaba acabando, el asunto de la pose, la Factory, el asunto de Warhol. Toda esa historia de termas romanas en cuero iba a reventar por algún lado. Supongo que hubo algún susto por ahí. Pero Lou se plantó




Sterling Morrison: "Hoy podria decir que era más importante mantener el grupo que preocuparse por John Cale, pero no fue eso por lo que realmente me decidí".

Todo empieza a torcerse desde el mismo momento en que nace. Luego está el mito. La grandeza de inventos como el de la Velvet Underground es que nacen para morir y que desconocen el alcance del proyecto. Entonces no hay pose. Está Warhol para insuflar esa energía primitiva, pero, como artista, sin saber muy bien hacia donde apunta la brujula. Y luego, están las drogas.




Sterling Morrison: "Debería decir que Lou echó a John por celos. Un amigo mutuo me dijo que Lou le había confesado que quería emprender una carrera en solitario. Lou nunca nos lo dijo, pero John y yo siempre supimos que buscaba un cierto reconocimiento aparte del grupo".

Celos, drogas, noche. Junto y revueltos y Drella marcando el territorio y quién sabe si pescando pescado fresco. Humo y látigo. El speed, la droga del diablo, muchísimo más dañina que la heroína porque no mata, pero engancha a fuego lento. Anfetamina en vena. Y luego la bajada, de cuarto oscuro y depresión.



Lou Reed: "El rock and roll es tan genial que la gente debería empezar a morir por él".

Ni que lo digas, Lou, como chinches han caído y más que caerán. Por el rock&roll, por la miseria, la felicidad y la depresión. Por aquello de llamar la atención, cortándote solo un trocito de alma, para quedarte frito porque nadie se acordó de llamar a las urgencia. Y ahi te quedaste, pensando que era una mierda morir sobre moqueta.
Y todos, con nuestro mejor perfil, aseado, maquillado, perfectamente joven, mirando a la luz.
A por la sonrisa del diablo.

2 comentarios:

EDIE dijo...

Los vendedores solian venir a la Factory.Eran tipos agradables, nada de camellos callejeros.Muy elegantes.Parecian ejecutivos de publicidad fracasados.Solo vendian a los amigos.Anfetas y nada mas.
Al despertar nos poniamos unos leotardos y escuchabamos discos de opera.Esnifabamos la anfeta o nos la poniamos en el cafe.Eso nos devolvia la vida.

Tuli Márquez dijo...

gracias por el comentario, Edie. Siempre es bueno saber que alguien estuvo ahí y que sobrevivió para contarlo.