miércoles, 16 de marzo de 2011

Una recomanació - Grizzly Bear


Una preciosidad de disco que crece a cada escucha. O que puede hacerse odiar. Esa ínfulas, las intenciones del presuntamente sabio, del que navega sobre partituras con brújula y vientos exactos. Que no se deja amedrentar por marejadas, por las proximidad de otros barcos.



El timón que cruje, la zozobra que amenaza, las olas que se levantan, pero ellos que ya ven puerto. Playas umbrosas, vegetación espesa, sol difuso. Y aun más en el interior, lo que andan buscando. Que costará vidas e ilusiones. Las de algunos de sus fans de toda la vida, por aquello de buscar una ruta alternativa, un cambio de forma.



El santo grial de los músicos, su piedra filosofal, llámenle como quieran, que hace a los músicos extraños de ellos mismos, irreconocibles después de ese tratamiento ambicioso. Pero también modélico. Salvar su vida, pueden definirlo, una nueva oportunidad a su pretendido talento. O hundirse definitivamente en el barrizal. O criar alas y elevarse sobre nosotros en pos del objetivo.

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